La planta del mes

Jardín Botánico-Histórico La Concepción

 

Nombre científico: Salvia farinacea Benth.

Familia: Lamiaceae

Nombre común: salvia azul

Mayo comienza a todo color, y para ello nos vamos al jardín de los sentidos a disfrutar del espectáculo azul de la salvia harinosa. Se trata de una herbácea perenne de porte erecto que puede alcanzar más de un metro de altura. Los tallos son tomentosos, de un tono grisáceo, pues están cubiertos de una densa pilosidad, de ahí el nombre de farinacea, debido a su aspecto “harinoso”. Desde la antigüedad a las salvias se le adjudicaban propiedades curativas para muchas enfermedades, de lo que proviene el nombre del género, que procede del latín salvare o salvus, que significa curación o salud.

Las hojas de la salvia azul son estrechas, de forma lanceolada y con el borde ligera e irregularmente dentado. Las flores se agrupan en inflorescencias en espiga de hasta unos 25 cm. El labio inferior es más largo que el superior y los estambres están fusionados, insertados en el borde del tubo de la corola. Los pétalos son de un color azul violeta profundo; no son aterciopelados a diferencia de otras salvias, por lo que el color de las flores es más intenso y brillante que en otras especies del género. Debido a su prolongada y llamativa floración, se cultiva principalmente como planta ornamental. Entre las virtudes medicinales que se le atribuyen destaca su uso como antiinflamatorio, antibiótico, beneficiosa para el fortalecer el sistema inmune, para aliviar problemas digestivos e incluso como potenciadora de la memoria.

Tiene preferencia por climas cálidos y situación soleada; es bastante resistente a la sequía, aunque le conviene un riego regular en un suelo que drene bien y no sufra encharcamiento. Es nativa del norte de México y en los Estados Unidos del centro y este de Texas y de Nuevo México.