El ciprés
Es una conífera que por su forma y longevidad se ha plantado como símbolo funerario en los cementerios. Su madera es aromática, muy resistente y casi imputrescible e inatacable por insectos y hongos, por lo que ha sido utilizada tradicionalmente en la construcción naval; carpintería, ebanistería, y en la fabricación de instrumentos musicales de cuerda. Con la madera de ciprés los fenicios construyeron su armada, y se afirma que con ella se construyó gran parte de la flota turca. De su madera son algunos sarcófagos egipcios y fenicios. Según la leyenda también fue empleada, junto con la de cedro, en la construcción del Templo de Salomón. De sus hojas se extrae el aceite y la esencia de ciprés usados en farmacia, cosmética y como aromatizante con fines diversos. Es muy cultivado en jardinería, bien como árbol aislado o como seto, pues aguanta muy bien las podas.
Al lado del piño piñonero de un extremo de la ría de la ninfa se encuentra un añoso ciprés. Es una especie muy longeva, pues puede vivir más de 500 años, citándose casos que superan el milenio. Su nombre botánico es Cupressus sempervirens, y pertenece a la familia Cupresáceas.
Una curiosidad: las puertas de la catedral de San Pedro están hechas de esta madera, datado de la época de Constantino el Grande, emperador romano desde el año 306 al 337.